Ya no somos los mismos

El Buda fue el hombre más despierto de su época. Nadie como él comprendió el sufrimiento humano y desarrolló la benevolencia y la compasión.

Entre sus primos, se encontraba el perverso Devadatta, siempre celoso del maestro y empeñado en desacreditarlo e incluso dispuesto a matarlo.

Cierto día que el Buda estaba paseando tranquilamente, Devadatta, a su paso, le arrojó una pesada roca desde la cima de una colina, con la intención de acabar con su vida. Sin embargo, la roca sólo cayó al lado del Buda y Devadatta no pudo conseguir su objetivo. El Buda se dio cuenta de lo sucedido pero permaneció impasible, sin perder la sonrisa de los labios.

Días después, el Buda se cruzó con su primo y lo saludó afectuosamente. Muy sorprendido, Devadatta preguntó:
-¿No estás enfadado, señor?
-No, claro que no.
Sin salir de su asombro, inquirió:
-¿Por qué?
Y el Buda dijo:
-Porque ni tú eres ya el que arrojó la roca, ni yo soy ya el que estaba allí cuando me fue arrojada.

Buda y Devadatta

Los tiempos cambian, algunas personas logran salir adelante a pura fuerza de voluntad, otros lo hacemos de forma más lenta, pero al final, todos/as podemos hacerlo…

Algo hemos aprendido. Hemos sufrido y hemos causado dolor. Somos víctimas de nosotros mismos, no hay nadie más a quien juzgar y nadie más debe pagar por nuestras torpezas.

Quisiera poder decir que ya no eres la misma y que ya no soy el mismo… pero las cosas cada vez se tornan más difíciles. Ojalá, por esta vez, hagamos lo correcto.

1 Apuntes :: Ya no somos los mismos

  1. Bien dicen que somos seres cambiantes. Lo que ayer pensábamos que era lo que queríamos para nuestras vidas, no es necesariamente lo que hoy deseamos. Y mañana, ¿quién sabe? Volveremos a cambiar de opinión, ya no nos sentiremos igual. Cambia, todo y todos cambian.